Imaginemos por un momento que usted es un pintor reconocido y vive en la década de los 80s. En aquellos años la forma más eficiente en función de costo y beneficio de informarle al público que usted estará exponiendo su trabajo más reciente es con el apoyo de algún medio de comunicación masivo, por ejemplo radio, televisión o prensa escrita. Pero, a menos de que usted sea dueño de alguno de estos medios y tenga poder de decisión sobre lo que se publica, la promoción de su exposición depende de terceros. Lógicamente, el que usted sea un pintor reconocido le ayudará a abrirse espacio en alguno de estos medios, pero si no lo es las probabilidades de contar con el apoyo de alguno de ellos se ven reducidas.
Por suerte Internet y las redes sociales ha cambiado bastante la forma en la que se hacen las cosas y ahora es el artista quien está en control de su propia promoción. Hoy en día cualquiera puede tener su sitio web y abrir perfiles en redes sociales para promocionarse. Hoy somos generadores activos de contenido. Ya no hay barreras; podemos crear y cultivar nuestro propio espacio digital.
Pero yo creo que el cambio más importante no es tecnológico, sino mental. Tan importante es el hecho de utilizar el nuevo canal de comunicación como cambiar la forma en la que presentamos lo que hacemos en él. Y hoy posiblemente es más importante documentar el proceso de creación que esperar a que el producto esté terminado para mostrarlo.
Esperar a mostrar un producto hasta que estuviese terminado tenía lógica en los años previos a Internet donde los medios eran escasos y publicar era caro. Pero hoy, donde se puede mostrar lo que uno quiere, en el momento que se quiera, prácticamente sin costo alguno, no tiene sentido. Un pintor puede mostrar desde las herramientas que utiliza hasta los bocetos de la obra. Con cada paso del proceso se va creando una conexión emocional con el público a través de la humanización al artista. De hecho, me atrevo a apostar que una obra cuando se le ha visto crecer a lo largo de un proceso será mejor recibida que cuando se ve por primera vez cuando está terminada. Esto porque durante el proceso se contó una historia y las historias despiertan emociones.