Al inicio utilizamos las redes sociales ocasionalmente para estar en contacto con nuestros amigos, pero con los años prácticamente todas las industrias del mundo se sumaron a participar activamente de ellas, de ahí que la misma inercia del mercado nos obliga a utilizarlas cada día más.

Pero conforme éstas fueron ganando relevancia también ha ido creciendo nuestra dependencia de ellas para consumir información, a tal punto que las hemos convertido en el tablero de mando de nuestra conexión con el resto de la civilización.

Ante tal dependencia deberíamos hacernos una pregunta: ¿cabe la posibilidad de que, en vez de mantenernos informados, las redes sociales nos estén mostrando su versión de nuestra realidad?

Facebook, la red social más importante, no organiza la información que muestra en nuestro muro de forma cronológica e imparcial, desde 2010 lo empezó a hacer a través de un algoritmo, originalmente llamado Edgerank, que decide lo que es «de interés o relevante» para nosotros, aunque eso suene increíblemente absurdo.

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