George Costanza, uno de los cuatro personajes principales del exitoso sitcom de los 90s, Seinfeld, en una de sus frases más memorables resumía bastante bien su peculiar personalidad: «no es una mentira, si crees en ella«.
Aunque George tuvo ocasionales destellos de genialidad a lo largo de los 9 años que estuvo la serie al aire, lo cierto es que era un neurótico que no se sentía cómodo consigo mismo. Era además ansioso, inseguro, medianamente inteligente, deshonesto y manipulador.
Esa frase, que posiblemente naciera para exaltar la capacidad de George para mentir, si le damos vuelta, descubre una preocupante verdad: la «credibilidad» de una mentira depende de nosotros. Por más confianza que George tuviera en sí mismo para mentir, el creer o no en la mentira dependía más del receptor que del emisor.
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