Imaginemos el siguiente escenario. Es el día de San Valentín y nuestro amigo Juan tiene dentro de sus planes invitar a María, la chica que le gusta, a comer pizza a un restaurante en Barrio Escalante. Además de haber comprado una camisa nueva para la ocasión, le pide el carro prestado a su papá, el cual lava y encera.
Inicia su viaje dos horas antes de la cita porque sabe que irremediablemente será víctima de las presas en algún punto del trayecto. Tras haber avanzado unos pocos kilómetros el carro cae en uno de los tantos huecos que hay en la calle y, para mala suerte de nuestro amigo, se le quiebra la rótula derecha.
Ni modo, Juan debe perder minutos valiosos esperando a que una grúa recoja el carro y lo lleve directo a un taller mecánico. Pero ese no el único problema, también debe pagar por el «rescate» y eso implica menos dinero para la velada.
Pero nuestro amigo no se rinde y a pesar de los contratiempos continúa con su misión. Sabe que no debe dejar pasar la oportunidad y eso implica ponerse creativo.
Llega a la casa de María y, casi sin dinero, piensa en un nuevo plan. En vez de pizza decide llevarla a comer hamburguesas a un lugar cercano, y en autobús. Para María eso no es ningún problema, lo importante es la compañía.
Como si no hubiese tenido ya suficientes contratiempos, al llegar se sorprende de ver que no hay hamburguesas de pollo, que es su favorita, y debe que escoger entre los tipos de hamburguesas de res disponibles. Al final Juan dijo…
«Dos de res con extra queso y tocino, por favor«.
En la misma posición de Juan, que tuvo que decidir entre dos opciones que no eran su plan original, hoy hay poco más de 1,050,000 de personas que votaron en la primera ronda electoral y deben hacerlo en la segunda. Los que no votaron por Carlos Alvarado (PAC) ni por Fabricio Alvarado (PRN) ahora deben escoger entre uno de los dos. No hay pizza, pero hay hamburguesas.
Juan no solo tenía interés en María, también había adquirido un compromiso con ella, así como cada uno de nosotros tiene un compromiso con el país. Si Juan no se detuvo al no poder invitar a María a comer pizza, usted tampoco debe inhibirse de votar. Si Juan tuvo que escoger entre las hamburguesas disponibles, usted también debe hacerlo por uno de los dos candidatos.
Una decisión más sencilla
Aunque parezca extraño, decidir entre dos opciones debería ser más sencillo que hacerlo entre las trece que había originalmente, partiendo de lo expuesto por Barry Schwartz en su libro La paradoja de las opciones. Grosso modo, decidir entre trece opciones nos generaba más estrés. Entre dos, no tanto.
Escoger entre menos opciones que no son parte el plan original tiene la ventaja adicional de que permite tomar la decisión un poco más pensada.
Juan, al no tener dinero suficiente para invitar a María a comer pizza, evaluó con cuidado los lugares cercanos para determinar cuál era la mejor opción a su alcance para pasar una bonita velada y celebrar el día. Pues lo mismo hay que hacer con la decisión de por quién votar, determinar cuál es la mejor opción para el país.
Evalúe múltiples temas
Las necesidades del país son tantas que decidir por uno u otro candidato en función de un único tema es tomarse la elección con la misma seriedad que tiene un partido de fútbol entre dos equipos que se encuentran a la mitad de la tabla de posiciones.
Por ejemplo, desde el inicio de la campaña política varios candidatos hacían hincapié en la defensa de la familia. Pero, ¿qué es defenderla? O, ¿de qué?
Defender la familia, asumiendo que eso significa asegurarle las condiciones para que se desarrolle de forma óptima, implica darle estabilidad económica, crearle opciones de empleo, asegurarle el acceso a la atención médica, mejorar las condiciones de transporte, garantizarle seguridad, ofrecerle educación acorde a las necesidades futuras, proveerle servicios básicos, etc.
Como podemos ver, defender la familia se convierte en un problema que abarca múltiples áreas. Entonces, por cada QUÉ expuesto por un candidato hay que investigar el CÓMO. Si el candidato no puede explicar de manera coherente el CÓMO es porque no entiende el problema, por ende no sabe como solucionarlo ni puede guiar a otros para que lo hagan.
Si no entiende, pregunte
Lo mismo que le decían en el colegio sigue siendo válido hoy, si no entiende algo, pregunte. Somos fuertes algunos temas, fallamos en otros, pero no todos estamos en condiciones de entender lo complejo que es gobernar un país. Si tiene dudas sobre un punto en particular, pregunte o investigue. Afortunadamente hoy la información está al alcance de todos. ¡Úsela!
Eso sí, evite preguntarle siempre a la misma persona o utilice el mismo medio para investigar, amplíe sus fuentes para incrementar los puntos de vista.
No solo piense en usted
En la película Star Trek II: La ira de Khan (1982), el personaje de Spock nos regaló una frase que bien haríamos en recordar: las necesidades de muchos anteceden a las necesidades de pocos.
No se debe votar para ganar o por un beneficio personal, debe hacerse por el bienestar del país. Es tonto pensar que yo puedo estar bien si el resto del país está mal porque tarde o temprano los problemas de los demás me terminarán afectando personalmente.
Si la economía del país está mal, mi negocio se verá afectado. Si la pobreza crece, crece también la delincuencia y posiblemente yo termine siendo una víctima de ella.
Por eso hay que actuar con madurez y perseguir el bien global por sobre el personal. Si el país mejora en su totalidad todos nos veremos beneficiados, aunque sea indirectamente.
No sea ingenuo
La información falsa, tergiversada y mal intencionada ha sido una constante durante toda la campaña política. No somos los primeros ni seremos los últimos. Cuando reciba un meme o un audio por Whatsapp, revise primero si la información que ahí se expone es cierta antes de darla como válida.
Mi receta para validar una noticia es triangular fuentes. Si la noticia no aparece en dos o tres medios, dudo de su veracidad y de la intención del medio que la publica.
Que no lo inciten al error
Las emociones son una parte fundamental de cualquier decisión electoral. Muchas veces decidimos por el candidato que más nos llama la atención en función de su forma (aspecto y carisma) y no de su fondo (ideología y propuestas). Eso es normal.
Sin embargo, emociones como las que despiertan las ideologías, credos y rivalidades partidarias o personales son tan fuertes que bloquean cualquier decisión razonada. Estas personas caen en el sesgo de la confirmación, solo aceptan lo que valida su posición y rechazan todo aquello que la contradiga. Son un peligro porque en vez de aportar a la discusión solo amplifican su sesgo.
Si desea votar de forma inteligente, evite a estas personas. Son fáciles de detectar porque son monotemáticas y unidireccionales.
Estas personas se convierten en ese amigo que le envía a Juan un mensaje texto al celular diciéndole que invitar a María a comer hamburguesas es arruinar la cita. Claro, él no entiende que María lo que desea es estar con Juan sin importar el lugar, ni que la responsabilidad de Juan es con María, no con la pizza.
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Creativa lección!
¡Muchas gracias!
Muy interesante el artículo. En estas elecciones los que votaron por las hamburguesas dudo que vayan a elegir otra cosa; así que esta guía le servirá más a los que querían algo diferente.
Yo añadiría algo más, que lo que te ofrezca el restaurante, sea de verdad lo que vas a obtener. Si te ofrecen «la mejor hamburguesa del mundo», al menos yo esperaría que aunque en realidad no sea la mejor del mundo, si su afirmación es al menos realista, que su calidad de producto superará al promedio. Igual con los candidatos, desconfía del que te dice una cosa y al final hace otra; o del que cambia el discurso político dependiendo del viento que sople.
He dicho.